domingo, 9 de febrero de 2014

Estupor o así



Acaso guiada por la afición al contraste, la orquesta española en su conjunto decidió un buen día pasar de adusto y antipático (eso decían) director a otro de constante (y que terminó siendo inexplicable) sonrisa, de tan aparente como falsa simpatía, lloviera, tronara o relampaguease.
Borges (quien de sobra exhibió genialidad y por otra parte quemadura considerable respecto a los ingredientes ibéricos de su origen) escribió con  maestría desdeñosa acerca de las vanas simetrías del estilo español, satinada emisión de bilis edípica que no favorece su estatura. Lo que no empece para que sus admiradores y lectores le mantengamos el respeto, y aunque desde luego jamás llegase a ser lo que se dice un viejo ciego encantador.
Pues bien, en este polo de la simetría, o asimetría, (esa palabra que tanto gustaba al entonces “president Pasqual”), el leonés de la mayúscula Z, paladín de la sólidaridaz, la libertaz y la igualdaz, estuvo aquerenciado, con peligro para todos nosotros, en el prurito de resolver cuadraturas de círculo.
Una de las que todavía colean consistió en que se  propuso “salvarnos la patria” negociando cosas turbias con los señores de las bombas, que las siguieron poniendo aunque ahora ya y de momento no, y que ha sido al cabo como darles una razón que me da que nunca han tenido.
No consta, o sí, que persiguiera la medalla pero cuesta creer en su optimismo antropológico (¡qué amor de hallazgo!), idea que, si se desarrolla con alguna creatividad, podría llevarnos a una mirífica alianza que tendría que incluir, por ejemplo, el burka y otros deliciosos adelantos, por parte de la civilización musulmana, y esa especie de alarmante delirio frenético/fanático que resulta ser, por parte de la civilización cristiana europea (help!), la romería del Rocío, amontonada y sudorosa chichonera que, cada año más, jalean y amplifican las televisiones y otras hierbas, se ve que a falta de mayores noticias, para nuestro creciente y desolado estupor.
Y todo eso, mientras las mesnadas/manadas de los progres insistían e insisten obsesivas en la soledad del PP, que por lo visto tiene sólo once millones de votantes. Así por encima, no parece lo que se dice un caso grave de aislamiento aunque cada vez funcione peor.   

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