martes, 11 de febrero de 2014

El contador a cero



El pasado sábado, unos y otros escenificaron, en el juzgado de Palma de Mallorca, un insostenible y chapucero paripé que no mejoró en absoluto con la, como poco, inoportuna sonrisa de la protagonista, ni con la histórica cara de cartulina añeja que lució Roca diciendo impasible lo que sabe que no es así, pero para eso se le paga. Lo que acaso descorazona más es que se trata un borrón más en la lista de los Eres de Andalucía, las cuentas de Bárcenas, la suelta de criminales, lo de Cataluña, lo de Pujol & Cía, el mamoneo de los sindicatos, el Faisán, las preferentes, y más atrás, las bombas sin aclaración de Atocha, el Gal, lo otro y lo otro y lo otro.
Las cagaditas seguramente ascienden a miles y se han dado con profusión en todos los niveles, estamentos, estratos, capas, ¿será por palabros?, de esta enferma y agotada sociedad en la que nos vamos asfixiando.
¿Extrañará que, cuando el personal esté 10 o 20 veces más harto, nos dejemos ilusionar o convencer o encandilar o convocar con mayoritario éxito por un señor (aunque no vista de uniforme, botas de montar y ni siquiera use bigote) que pase a esta infortunada España por una lija, un bisturí, por un centrifugado exigentísimo que, a un precio previsiblemente alto, logre la regeneración, el contador a cero que desesperadamente se está necesitando?  

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