viernes, 21 de febrero de 2014

La Voz, kids



(No es seguro que sepan siquiera poner la coma.)
Y la primera en la frente: “kids”, ¿qué?, ¿chicos?, ¿chicos faltos de diversos hervores a los que hay que denominar con palabra de una lengua ajena y ya cansina? Y eso, ¿para que inexplicablemente se sientan más capaces, más importantes, menos (en su previsible propia opinión) inferiores?
Muy de refilón, vertiginosamente de refilón, me he asomado algunos segundos para observar la bajeza estética, la imitación rastrera, el patetismo hiriente de sus “cualidades”, como poco, inmaduras y forzadas. La pronunciación pedestre de esa lengua en la que con frecuencia remedan esta o aquella canción.
El entusiasmo teatrero y alquilado de los “jurados”, que luego los entrenarán, la responsabilidad de los buitres de la productora y de los padres que exponen de forma tan lamentable y ávida de dinero a esos cachorros, ¿tendrá repercusión, ajuste en ese asunto del karma?
Perforantes.
El Hipocampo hace una pausa, ¿“break” para los papanatas y los cosmopolitas de diseño?
Se propone retomar esta suerte de velo o tapiz de Penélope a 6 o 7 de marzo, poco antes de San Rodrigo. Se sentirá muy reconfortado con las adhesiones y fidelidades que permanezcan, tras los procelosos acontecimientos en los que política, economía y otras estafas nos tienen sumergidos casi a diario.
Salve.

jueves, 20 de febrero de 2014

La proliferación de las normativas



En proporción directa a la infinita epidemia de funcionarios y gentecillas ordenancistas y escalafonarias que padecemos, crece sin contención posible la flora sideral de las normativas.
Me da que no estoy solo en el rechazo que produce toda esa hojarasca, a menudo infame.
La última que llega a mis menguados oídos me la refieren en mi bodega de cabecera: se hará obligatorio el uso del llamado tetrabrik para envasar y expender los vinos a granel.
Los gloriosos vinos de Chiclana de la Frontera. Toda la vida a repostar o cambiar las garrafas de uso casi personalizado, familiar y ahora pretenden someternos a la infumable caja de cartón, quizá higiénica aunque feísima, dentro de cuya aburrida opacidad infranqueable ni siquiera es posible apreciar el maravilloso color, el destello que ya nos iba enamorando.
Uds. ya lo han experimentado: servir un líquido desde una caja insípida de ésas a un vaso, copa, jarra, taza o lo que sea, produce un irritante fenómeno de impulsivos borbotones que de manera atropellada y poco controlable termina salpicando la superficie que haya alrededor. Una murga, vamos.
Declaro ahora que, si surge el más mínimo movimiento de rebeldía reivindicativa contra tal ofensa maquinada por los diseñadores de las ordenanzas, cuenten con mi apoyo en la protesta, la resistencia, la heroica lucha que hará empalidecer aquella gesta en la que Esparta frenara en las Termópilas al tiránico invasor oriental.

miércoles, 19 de febrero de 2014

ARO



Barba frondosa y luenga melena en declive.
¿Piensa, reflexiona la víctima (de los disgustos, de las ciclogénesis, del desierto, “anda ya, Góngora”), sobre su ineludible destino, sobre su trayectoria inevitable que, si se encarta, lo despeñará a fondo por cualquiera de los barrancos disponibles?
¿Marcilla (como Estella) o Nescafé? ¿Otra caja, ya a destiempo, es decir, fuera de temporada, de mantecados de Estepa?
¿Qué va de una calle a otra, de un día a otro, de una paella de marisco a unos bombones de licor?
Lady Taladro pide: “Sonríe”.
Y el Hipocampo, que cede a la tentación evocadora de Chiquito, “no puedor, no puedor”.
La línea Gambrinus y la bata blanca de cocinero/escritor.
Y luego va Arguiñano y cuenta chistes. “Anio”. Aro.

martes, 18 de febrero de 2014

Ensayo sobre la ceja



(Y no la ceja idiota que pensáis.)
Sino una, izquierda, a modo de una marquesina de hotel decimonónico en Venecia o Montecarlo, o bien, voladizo de añeja y veterana casa también saliente, y aun vertiginosa, colgada, de Cuenca.
Ceja eminente, mismamente, entre Robert Morley, Hugh Griffith, incluso Akim Tamiroff, como visera de casco medieval o, a veces, de motero contemporáneo; ros de reglamento, correspondiente de contralmirante o casi. Como tiara bizantina que, a los siglos, derivase en inspiración para la peculiar y personal gorra militar de Hitler.
Ceja como paraguas y hasta palanquín que protegiera del sol al enviado que, de parte de Su Santidad el Papa de Roma, pretendía dirimir con justicia el conflicto de intereses envenenados que los grandes señores acriollados de España y Portugal planteaban en tierras iberoamericanas: cuando las Misiones que la Compañía de Jesús fundó como vanguardia de un experimento, de una evolución, de una utopía sensible e inteligente que, al cabo, se vería frustrada  por la avidez depredadora, la mediocridad y la mezquindad, siempre poderosas.
La ceja. La izquierda, con perdón.
La casi fantástica proyección, habitual de Calatrava, aunque no, como en su caso, abocada a la ruina, el descrédito y la decepción calamitosísima.

lunes, 17 de febrero de 2014

Con la letra Q



Y las demás letras y signos disponibles y precisos de la escritura.
En el sosiego casi sagrado de su gabinete, con trazos nobles y esmerados, con voluntaria laboriosidad y amor por su tarea, el hombre (amanuense ilustrado de nuestro tiempo) elabora con calma su personal copia manuscrita del Quijote.
A menudo desconocemos facetas de la personalidad de seres a los que estimamos y con los que llevamos tratando, no importa la frecuencia, muchos años.
Mi respeto y mi admiración van hoy por ese hombre que, de tal modo, comparte conmigo la veneración por los libros, por la lectura; y la honra de expresarnos, mejor o peor, con la limpia hermosura de la incomparable Lengua Española, ésa en la que el Quijote se escribió, y el hombre ahora reescribe, con la letra Q y las demás …