martes, 3 de diciembre de 2013

Hitos del lenguaje



Un poco empalagosas, prodigando la felicidad obligatoria, por más que transitoria, y atiborradas de excesos gastronómicos y consumo innecesario, tenemos en la Navidad ominosa que a tantos ciudadanos ya viene cargando “las fiestas entrañables”.
Muy ligado a ese fenómeno, contamos con la excelente posibilidad de tener “los sentimientos a flor de piel”, cosa estupenda que cualquier día se aprovechará para el anuncio (eso que los moernos llaman spot) de un perfume de diseño.
Cíclico y estremecedor, asoma con frecuencia en la sección de noticias “el amasijo de hierros”, inherente a toda catástrofe o accidente aéreo, automovilístico, etc. que se precie. Puede afirmarse que casi no admite variaciones.
Luego, en “la sede de la soberanía popular” (que es donde los políticos incumplen sus obligaciones y nos torean de forma carísima, desalmados cum laude), se cita a menudo esa figura de “la luz al final del túnel”, que es ocurrencia brillante, por lo de la luz, claro.
Y sin ser demasiado prolijos, tenemos esos dos hallazgos incomparables de “Bar el Cruce” y “Hotel Miramar”, estrellas fulgentes de la nomenclatura creativa, sector de Hostelería. Quiero ceder a mis temerarios internautas la esforzada operación mental de imaginar en qué ignotos parajes, en qué remotos enclaves se encontrarán los miles de establecimientos así bautizados por sus originales y ocurrentes fundadores.
Hasta mañana, si Dios quiere.       

2 comentarios:

  1. Imagino que en alguno de los miles de "marcos incomparables" que podríamos medir ya en "campos de fútbol". Saludos ;)

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  2. Por no hablar de "observatorios", "plataformas" y otras lindezas de la corrección política (¿No es esto un oxímoron?). Saludos, maestro.

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