jueves, 19 de diciembre de 2013

Complemento: al volante, ni una gota de alcohol



La coma es añadido mío.
Y ahora estamos plenamente de acuerdo.
Primero, desperdiciar el alcohol usándolo para mojar el volante es una miserable e indecente canallada.
Segundo, no se debe ser mezquino y cicatero, que eso sería el goteo: el alcohol merece de sobra ser trasegado en sorbos hondos y generosos que placenteramente colmen casi por completo la cavidad bucal, para después ejercer en los sucesivos bajantes la cordial y entonadora influencia, esa reconfortante sensación de vivir que los abstemios y melindrosos ignoran y aun denostan.

Porque encierra gran verdad, como acabamos de glosar, el lema merece el aplauso y el respaldo de las personas de bien y los de las otras, por más que lo hayan, al lema me refiero, propuesto autoridades que siéndolo, como es sabido, casi siempre andan corruptas y manipuladoras, a más de abusivas y horteras.

(Del opúsculo o guía espiritual pendiente de ser editado por Publicaciones Rodriguistas, S.A.)

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