lunes, 30 de septiembre de 2013

Dos extrañas animadversiones



De los ecologistas y su desigual criterio a la hora de las exigencias, ya se ha hablado aquí (un libro en proceso que me da que no se publicará) antes, y de cómo ejercen un discontinuo y excéntrico piar, depende de lo importantes que se les antojen los asuntos.
Pues bien, parece que algo, mucho, se han quejado también de esas altas hélices que, con diseño industrial, se van instalando por nuestras regiones de mucho viento para extraer de éste impulso traducible en energía (eólica, vaya).
Fuera de la respetable, aunque fácil, evocación cervantina, que ya añade encanto, las dichas hélices, altas, blancas, semejan con su movimiento un elegante ballet mecánico, producen poco ruido y, por lo gratis del viento, más rendimiento benéfico que perjuicio.*
Por lo visto hay dos objeciones principales (que omiten curiosamente la escasez de energía, la abundancia de contaminaciones y residuos, etc.):
1ª) la estética, que es radicalmente subjetiva, ya han leído Uds. el ejemplo en el párrafo precedente, y que podría argüirse en cualquier dirección desde que el “arte” abstracto y sus abyectas y numerosas secuelas nos dejaron el patio dislocado y hecho unos zorros.
2ª) la salvaguarda pueril de no sé cuántos pájaros despistados que, mientras jamás chocan con los árboles y otros obstáculos naturales, se estrellarían, con imprudencia y confianza inverosímiles, contra las hélices y sus soportes, no avisándoles – qué raro – su instinto ante cosa que luce aspecto tan artificial, pavoroso, descomunal y soberbio.
Luego está la horda que con beligerancia burlona la ha emprendido contra el uso de los calcetines blancos.
Es tal el estupor que causa esa cruzada racista a la inversa que poco puede decirse de su propósito, como no sea que es la manía más arbitraria, absurda, gratuita y antidemocrática que hemos visto de un tiempo acá.
Los fundadores y seguidores de dicha cofradía resultan más patéticos que ridículos erigiéndose en jueces del buen gusto, la elegancia y otros conceptos tan elásticos como relativocambiantes, y probablemente debieran pasar por alguna consulta psiquiátrica que les diagnosticase la correspondiente patología.
Otra cosa es que se esté desocupado y con ganas de incordiar, pero es mucha la pachanga que anida en el corazón de estas dos extrañas animadversiones.
*Aunque hay un penosísimo detalle: resulta que la instalación de esas hélices se viene cursando con la ayuda, gravosa siempre, de las subvenciones, con frecuencia concedidas de modo algo inquietante, posiblemente favoritista, a según qué privilegiados; y que a todos nos embelesan las energías limpias pero nos dan vértigo sus lacerantes repercusiones en la obligatoria factura de la luz.  

domingo, 29 de septiembre de 2013

Ésta, ¿es la de cal o la de arena?



A la luz de una lámpala apagala,
los malanitos volaban de flol en flol.
Chupando el néctal de las floles secas,
sentalo soble una piedla de palo,
¡¡¡leía un liblo sin letlas!!!        

Los escombros del PSOE



Y entiéndase que me refiero a sus políticos, a sus conspicuos directivos, y no a las crédulas personas de buena fe que lo sustentan.
Lo primero es que a este calamitoso partido, con sus frecuentes renuncios y su rojera condición renegada de cualquier patriotismo, ya hace tiempo que le correspondían mal la o de obrero y la e de español. Pero ejerce una hipocresía compacta e impermeable.
Cuando y donde ha gobernado, su deleznable y descarada gestión general (hasta las trancas de nepotismo, corrupción, conducta sectaria y tan numerosas como variadas falsedades) lo ha ido poniendo en evidencia y pudriendo de tal forma, que hasta sus manipulados rebaños de electores vienen/venimos  retirándole el voto, desconcertados y decepcionados de tales manejos.
Durante la ruinosa dirección del fino lumbrera de la ceja, insigne disolvente, ocurrente impresentable, célebre por su habilidad para hacer el ridículo y su solvencia para echarlo todo a perder, la cota del desastre aumentó notable y justificadamente; y ya era previsible que Rubalcaba, con su añejo tufo de espeso conspirador sombrío, letal y resabiado, con sus antecedentes penosos, no iba a servir, en la sucesión, para limpiar toda esa caspa.
Mientras la facción catalana se radicaliza hacia el regionalismo separatista con un ínfimo disimulo que vuelve a hablar del federalismo asimétrico (torpe, malintencionada e inútil elipsis que ya usó Pascual para intentar encubrir propósitos de chulo ventajista y trincón), el cotarro interno se agita con emergente apresuramiento para sustituir al tal Alfredo; aunque surge un pavoroso asunto, y es que la cantera, el banquillo están bajo mínimos, con la vieja guardia muy “quemada” y los “moernos” brillando por su acendrada mediocridad y sus acreditadas ignorancias. Da grima ver, escondiéndose pero no, a Carmen Chacón; a Griñán, con toda la basura de la que vive untado, sacando temerario, cínico pecho; a López Aguilar, fingiendo que carece de ambiciones, que jamás reptaría para conseguir la púrpura y los oropeles; a Elena Valenciano, tan parecida en su estilismo diario, tics y tallas, a Maite Zaldívar; a la Soraya bis, de pedestre, borroso discurso, a pesar de que seguramente la pusieron ahí para confundir a los distraídos; a Madina, sembrando calculados enigmas; a nuestra querida Trini, siempre en su melena frondosa y ondulada, en su carnalísima y abundante retaguardia; a las alejadas, y bien remuneradas Aido-Leire-Salgado-De la Vega, etc. Del ahora opaco, umbrátil Pepín, Pepiño, ni hablamos, ni de Patxi. etc. Toc, toc: ¿hay alguien ahí?
Dicen que el partido socialista es necesario; eso habrá que verlo, pero sólo si se torna socialista de verdad algún día y deja de ser el lamentable circo de trepas malversadores y falaces, el camión rebosante de escombros que por ahora es.
Y otro día, Tip y Coll dixerunt, hablaremos del gobierno.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Un poquito de misterio



Si se mira bien, el meollo de la cuestión, y quizá la cáscara, no parecen complicados:
Tenemos solamente siete notas. Así que les vamos dando vueltas y las combinamos (como un rompecabezas, como un crucigrama) hasta que se van ordenando de una manera determinada y he ahí que tenemos ya una melodía, que hemos (¡qué bárbaro!) “compuesto música”.
Pero no sabemos cuál será el poquito de misterio, ¿concedido gratis et amore?, la intuición que nos lleva a descubrir y elaborar esa sucesión de notas capaz de acariciarnos el oído, el cerebro y el alma; capaz de erizarnos el vello, de hacernos llorar, de emocionarnos mientras se remueve el pantano de las nostalgias, mientras se mecen o agitan las flores blancas de los recuerdos felices.
Conseguir esa serie de notas que asociaremos a instantes y pasajes de nuestras vidas, ¿es una suerte de lotería? ¿A cualquiera puede tocarle? ¿Podrá cualquiera ir luego y encima contar lo que pasa, ese delicado arrullo, ese casi orgasmo, casi droga, las endorfinas, etc., la cosquillita como de pila alcalina, la caricia de la amante en los finos pelitos del cuello, que en inglés se llaman “babypelos”?  
A nuestra embotada, despreciativa y ordinaria sociedad no le iría mal reflexionar sobre ese poquito de misterio. Y aprender a respetarlo.
Para que tenga sitio alguna cosa diferente del ruido engañador de los políticos, del pringoso dinero de los mercaderes, del alpinismo insolente y fullero de las pequeñas e intrusistas meretrices de cartulina.
Para que un día podamos archivar lo de “margaritas a los cerdos”.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Y III: Hipócritas por doquier



recomiendan tu abdicación, Majestad, y no confiesan que como paso intermedio para luego (con un heredero tuyo que va a tener menos experiencia, menos respaldo y simpatía populares y acaso menores cualidades en general que tú) proseguir hasta desmontar la monarquía, supongo que para sustituirla por una república verbenera y fracasadora como ya tuvimos. Para ello están aprovechando algún supuesto error, o así llamado, de tu conducta, alguna debilidad siempre humana, varias sospechas difundidas de modo interesado y tendencioso y tu paso frecuente por los quirófanos.
El número de los ingratos y de los maniobreros en España tiene demasiadas cifras. En relación a lo tuyo, Majestad, yo no me cuento entre ellos.
Y eso que los borrones, sintiéndolo mucho, han ido asomando. Y que la edad te está pasando factura poco misericordiosa, no hay más que ver la ristra de operaciones que llevas en la panoplia, y eso que te envalentonas y al pie del cañón, con los embajadores hasta el último momento, con lo que se encarte, estirando la gallardía y la broma del “taller” al punto de que (siempre impropios, imprecisos, imprudentes) digan los bobos de las noticias que afrontas las “molestias” de la cadera, cuando deben ser dolores rabiosos y nada menos que 75 años. Así que, Sire, ojalá que podamos recobrar algo de lo perdido, que será señal de que el balandro (aquél en el que te hacía el maestro Umbral cuando lo llamaste para felicitarlo por el premio) navega de nuevo con cadencia garbosa y favorable empuje del viento.