viernes, 23 de agosto de 2013

¡Qué final más malo, corazón!

Brunekhilda, hija menor de Atanagildo, rey de la España visigoda, era una doncella de grácil figura y hermoso rostro, de costumbres castas y limpias, prudente en sus juicios y de agradable conversación, según relata Gregorio de Tours, llegando a tener un especial protagonismo en la historia merovingia, a partir de su boda con Sigiberto I de Austrasia.
Nadie, en aquellos primeros tiempos de gloria, habría podido predecir su espantosa muerte bajo el poder de Clotario II, rey de Neustria, cuando, después de tres días de tortura, fue atada por los cabellos a la cola de un caballo salvaje que, arrastrándola a la carrera, dejó su cuerpo hecho pedazos.
Sic transit…

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