viernes, 30 de agosto de 2013

Los rebeldes

La ley antitabaco intentó ordenar el histórico desmadre, aunque quizá sólo de boquilla, ¿ya advirtieron la tontería?
A día de hoy, las “víctimas” siguen plañendo en todo lo suyo y los más rebeldes con diversas palabras dicen que se pasan la tal ley por la faja, que otros, más solemnes, casi parisinos de tanto “glamour”, llaman arco del triunfo.
Ojalá el tiempo, más tiempo, haga entrar en razón a los que se inventan la que no tienen y paulatinamente vaya cesando el cerrilismo en beneficio de la salud y el mejor olor de toda la ciudadanía.
Cosa distinta ha sido la puñalada trapera de embarcar a la gente de hostelería en gastos de mamparas divisorias, zonas separadas, etc. y luego echarlo todo por la borda con la desfachatez del “donde dije digo, digo Diego”, proverbial canallada de nuestros arbitrarios jefes cuya más reciente vuelta de tuerca, en Asturias, pretende alejar a los fumadores varios metros incluso de esas marquesinas que venían siendo mini-refugios, premios de consolación, faenas de aliño.
Todo ese enredo para no permitir que los locales se dividieran dependiendo de la decisión de los dueños y la libre elección de los clientes, que parece lo más sensato.  

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