domingo, 25 de agosto de 2013

En la Constitución, con nitidez lo pone

Típico y tumultuoso cacareo de múltiples gallinas, progres y similares, como reacción a algún comentario hecho por militar de graduación.
Y sí, el Ejército está a las órdenes del Gobierno. Sólo que, para que esto funcione así, el Gobierno está obligado a gobernar: si no lo hace, incumpliendo las leyes, consintiendo que otros las incumplan, entonces no hay Gobierno a cuyas órdenes consecuentemente obedecer; o el Gobierno no se gana, no merece la obediencia debida.
Y ahí, ¿qué pasa? ¿Qué pretenden las gallinas melindrosas que hagamos, militares o no?
¿Nos tiraremos todos por el barranco para complacer, por ejemplo, al sansirolé que llegó a decir que España es discutida y discutible como nación?
Me da que va a ser que no.

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